La agenda post 2015


En el año 2000 los presidentes del mundo y un selecto grupo de “expertos” se reunieron, convocados por Naciones Unidas, para diseñar un conjunto de objetivos que terminarían con la pobreza y la crisis ambiental que atravesaba el planeta. Los jefes de estado se comprometieron a cumplirlos en 15 años, y los llamaron “Los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, para celebrar el cambio de era que suponía la llegada del segundo milenio. Cuando se lanzaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), eran una razón para la esperanza mundial. Casi podría decir que soy de la generación de los ODMs, y recuerdo haber pegado en la pared de mi escritorio un mapa con los avances y retos de cada ODM por país, con el slogan debajo “Mantengamos la Promesa”.

Ahora, con menos de 1000 días para alcanzar los objetivos en el año 2015, estamos muy lejos de alcanzarlos. El único que se ha logrado en su mayoría es el primero, “Erradicar la pobreza extrema y el hambre”, y eso porque la pobreza extrema se considera el estado en el que las personas viven con menos de 1 dólar al día… pero eso no nos asegura mucho, verdad? En muchos de los casos, como en el boliviano, esto se ha “solucionado” con bonos y cosas por el estilo, pero la calidad de vida no ha mejorado como esperábamos que mejore.

Entre todos los ODM, el ODM 7, "Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente" es el que más se ha considerado de forma cualitativa antes que cuantitativa. La falta de indicadores adecuados ha llevado a la confusión en el seguimiento de los progresos de este Objetivo y la situación del medio ambiente en general está empeorando en lugar de mejorar. Esta es una de las razones por las que iniciativa de la ONU para fortalecer la participación de la sociedad civil en el desarrollo de un marco de desarrollo a partir del año 2015 es motivo suficiente para que los jóvenes redoblemos nuestros esfuerzos para que nuestra voz se escuche.

Recientemente he tenido la oportunidad de participar en un diálogo entre los jóvenes y el Panel Político de Alto Nivel designado por las Naciones Unidas que está encargado de elaborar una serie de recomendaciones para que esta vez las cosas salgan mejor. Este diálogo entre los jóvenes y el Panel de Alto Nivel fue un resultado exitoso de estos esfuerzos. Más de un centenar de jóvenes de diferentes países se reunieron para discutir las cuestiones de desarrollo mundial de sus perspectivas locales, y no se rindieron hasta llegar a un consenso y garantizar que una voz joven, única y fuerte se escuche en esta última reunión del Panel de Alto Nivel.

Hablando ya desde una perspectiva regional, me siento orgulloso de decir que la participación de América Latina era bastante fuerte, a pesar de que no eramos más de 4 personas jóvenes allí. Nuestra tarea ahora es la de involucrar a más personas jóvenes de nuestros países en las consultas relacionadas al tema, que son numerosas y diversas. Si queremos un resultado justo, tenemos que asegurar la participación de los jóvenes del Sur Global.

El desarrollo sostenible, como un enfoque integrador de las dimensiones económica, social y ambiental, debe ser un tema transversal y no sólo un objetivo con indicadores débiles. El cambio climático, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad están llegando a los límites planetarios y la población joven del sur global, especialmente las niñas y mujeres jóvenes, es la más afectada por estas amenazas. Tenemos que seguir insistiendo para que se logre un conjunto de objetivos ambicioso y justo, seguido por procesos apropiados de medición  a nivel nacional, regional y global.

El Panel de Alto Nivel presentará su informe final en mayo a la ONU, y tenemos que diseñar estratégicamente nuestros siguientes pasos. Jóvenes de todo el mundo ya ha hecho grandes esfuerzos para fortalecer la participación de los jóvenes en estas consultas, aunque nunca es suficiente. Pero tenemos que avanzar. Ahora el reto es ser más específicos, comenzar a imaginar lo que nos gustaría ver en la agenda post 2015 y organizarnos para cubrir todos los posibles canales de difusión de nuestras demandas.

Aceptamos este desafío porque nuestro futuro depende de ello.

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